Durante mucho tiempo se ha creído que ciertas habilidades como la concentración, la memoria o, incluso, la inteligencia nos venían determinadas al nacer y permanecían invariables hasta que, por motivos de la edad, empezaban a deteriorarse. Recientes estudios han rechazado esta teoría. Por poner sólo un ejemplo, psicobiólogos de
Los medicamentos que ayudan a mejorar la capacidad intelectual son conocidos como ‘drogas inteligentes’ (smart drugs) o nootrópicos. Es importante precisar que el término ‘droga’ puede resultar equívoco, ya que la mayoría de estas sustancias no son ilegales. Plantas, alimentos, vitaminas, minerales, aminoácidos y fármacos pueden mejorar el rendimiento intelectual. Sin embargo, el tabú que existe en torno a estas sustancias provoca una falta de información que puede tener consecuencias muy negativas, como la compraventa de los mismos en el mercado negro, lo que supone una ausencia total de garantías y el desconocimiento de datos fundamentales, como el origen o la composición del producto.
Pero, ¿qué pasaría si existiera rea
lmente un medicamento que aumentara de forma notable nuestra capacidad intelectual? ¿Sería lícito utilizarlo o estaríamos haciendo trampas? Los deportistas tienen prohibidas un sinfín de sustancias que mejorarían sus marcas y rendimiento físico, aunque normalmente a costa de su propia salud.
Quizás en un futuro no muy lejano los estudiantes tengan que pasar controles antidoping en los exámenes de selectividad, en las oposiciones o en la universidad, como ya hacen los profesionales del ajedrez. La adopción de este tipo de controles por